INTITUTO DEL ABORIGEN DEL CHACO

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jueves, 16 de diciembre de 2010

XVI Cumbre Climática, Cancun: Evo pide al mundo justicia para rechazar los acuerdos de Cancún


La insaciable sed de dominio de los poderosos permitió que se violara el principio del consenso, al aprobar medidas, especie de “paños tibios” que no ofrecen la solución eficaz e inmediata que se requiere para frenar el avance del letal cambio climático
A lo largo de la historia han existido hombres cuya entrega total a una causa justa le han ganado el respeto y admiración de las mayorías, pero al mismo tiempo el rencor y el odio de una minoría poderosa, perversa e inconsciente, causante de guerras y explotadora de pueblos, que al saquear hoy los recursos de la tierra con el único fin de vivir entre lujo y riqueza está llevando a una muerte lenta al planeta.
Uno de esos hombres Evo Morales Aymara, el presidente boliviano, quien confirmó este lunes su vocación de amante y defensor de la tierra, la sagrada Pacha-Mama de los pueblos originarios de Abya-Yala, desgarrada por la acción depredadora del Imperio y demás potencias industriales que amenazan con borrar todo vestigio de vida sobre el planeta, al anunciar que denunciará ante el Tribunal Internacional de La Haya los acuerdos de la Cumbre de Cancún.
Y es que en la XVI Cumbre Climática, la insaciable sed de dominio de los poderosos permitió que se violara el principio del consenso, al aprobar medidas, especie de “paños tibios” que no ofrecen la solución eficaz e inmediata que se requiere para frenar el avance del letal cambio climático, porque como asegura Evo, lo que los industrializados quieren es “mercantilizar la tierra y utilizarla en su propio beneficio, sin reparar en el daño que hacen a la Humanidad.”
Su afirmación la ha hecho con el mismo valor y arrojo que en los últimos cinco siglos mostraron otros hijos de Abya-Yala para liberarse de la plaga de los saqueadores del continente, al que le robaron hasta su nombre para bautizarlo con el de América, basta recordar la resistencia heróica de Guaicaipuro, Tupac-Amaru, Tupac-Katari y demás mártires indígenas que lucharon hasta la muerte por la libertad y vida de la Pacha Mama.
Y es que amar y defender a la Pacha Mama, la Madre tierra que cobija del frío, protege del calor y alimenta con los frutos de sus bosques y los peces de sus ríos y lagos al ser humano y demás criaturas que viven en ella, es parte esencial de la cultura milenaria de los primeros pobladores de Abya Yala y sus descendientes, desde las remotas regiones del Norte hasta las sureñas tierras de la Patagonia.
Otro ejemplo del amor inconmensurable que los hijos de Abya-Yala profesan hacia la madre tierra, la dio el cacique Seattle de la etnia Suwamish con la carta que escribió hace 155 años al presidente Franklin Pierce de EE UU en respuesta a la del mandatario que ofrecía comprar el territorio de su tribu a cambio de un puñado de dólares para poder desalojar a su tribu de sus ancestrales tierras.
La misiva de Seattle, más que una carta, era un poema de amor dedicado a la tierra, y que al mismo tiempo denotaba el conocimiento que su autor tenía de las ocultas intenciones detrás de la fachada de la oferta de compra, cuyo texto, tal como hoy se conoce, no dice exactamente lo que escribió el cacique debido a que el original fue distorsionado por las muchas traducciones que se le hicieron, pero sin embargo, expresa entre otras reflexiones llenas de sabiduría, lo siguiente:
“El gran jefe de Washington manda a decir que desea comprar nuestras tierras. También nos envía palabras de amistad y buena voluntad. Apreciamos esa gentileza porque sabemos que nuestra amistad no le hace mucha falta. Vamos a considerar su oferta porque sabemos que de no hacerlo el hombre blanco podría venir con sus armas de fuego y tomar nuestras tierras (…)".
“¿Cómo pueden comprar o vender la tierra" ¿Cómo pueden comprar el cielo o el agua" Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del contenido del agua que corre. Deberían saber que cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada hoja que reluce en la planta, cada playa arenonsa, cada neblina en la penumbra del bosque, cada claro del follaje y cada insecto con su zumbido y su vuelo, son sagrados en la memoria y la experiencia de mi pueblo.”
“La savia que circula dentro de los árboles guarda la memoria del hombre piel roja. Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra natal cuando se van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos, en cambio, jamás olvidan esta hermosa tierra porque ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte inseparable de la tierra y ella es parte de nosotros…".
Y esa asociación, mágica simbiosis hecha posible por el pueblo Suwamish, es la misma que existe entre el pueblo Aymara y la Pacha Mama, divinidad constituida, no únicamente por el suelo ecológico, sino por la biodiversidad del planeta, por lo que Evo Morales, y su delegado en Cancún cual Quijote justiciero rompieron lanzas contra los molinos imperiales y sus cómplices.
Porque la XVI Cumbre fue otro capítulo de la guerra que libran los pueblos del Tercer mundo contra su histórico enemigo del mundo industrializado, que con las emisiones de sus miles de fábricas y millones de vehículos está destruyendo al planeta y envenenando al ser humano, ciudades, bosques, ríos, lagos, a través del cambio climático, causante de inundaciones, sequías, huracanes, deshielo de glaciares y otros desastres.
La cita de Cancún, como la de Copenhague de hace un año, fue virtual fracaso anunciado, disfrazado de éxito a última hora tras once días de deliberaciones en meteórica reunión que culminó la madrugada del sábado cuando la mayoría de los representantes de los más de 190 países participantes aplaudieron en medio de cansancio y sueño los acuerdos objetos de análisis y discusión.
Y allí estuvo, por encargo de Evo, Pablo Solon, enfrentado a la mayoría y a Patricia Espinosa, canciller mexicana, presidenta de la cumbre y moderna Malinche, quien al aprobar lo que tradicionalmente se hace por consenso, dijo cínicamente que “consenso no significa unanimidad”, ni mucho menos la posibilidad de que una delegación pueda pretender imponer un derecho de veto”, y dando un golpe de martillo dio por concluida la cumbre para satisfacción del imperio y sus lacayos.
Los incondicionales aplaudieron con descarada euforia y júbilo cada palabra de la moderna “malinche” y, callaron cobardemente haciendo oídos sordos cuando Solon hablaba denunciando lo ilegitimidad de los acuerdos que estaban por aprobarse, lo cual demuestra que Washington, puede comprar votos y conciencias bien sea con amenazas o entregando un fajo de billetes verdes.
Pero, si la justicia finalmente triunfa, como siempre sucede, su pírrica victoria no durará mucho, porque Evo, leal a sus principios y fiel a su amor por la tierra, confirmó lo que su embajador adelantó en la cumbre, que Bolivia acudirá a La Haya para invalidar los ilegítimos acuerdos suscritos en Cancún.
El mandatario boliviano, al condenar este lunes el documento final de la cita, dijo que “su aprobación no respetó los procedimientos. Desde el momento que uno, dos o diez países no aceptan un documento, ese documento es inválido, -explicó- por lo tanto, el Estado plurinacional (Bolivia) va a introducir una demanda ante la CILH, porque esta conferencia no ha respetado los procedimientos aprobados en esa convención marco sobre el cambio climático”.
“Bolivia, -dijo- llegó a Cancún de buena fe, con propuestas concretas emergentes de la histórica Conferencia Mundial de los Pueblos realizada en Cochabamba en abril de este año, buscando soluciones justas y abordar sus causas profundas, dispuestos a ceder en muchas cosas, salvo la vida de nuestros pueblos del mundo.”
Y al denunciar el peligro que para la vida humana, los mares, ríos, lagos y bosques del planeta y la abundante biodiversidad que en ellos vive, significa el haber suscrito esos acuerdos, el mandatario recordó que “si los científicos informan que por año mueren al menos 300.000 personas por los efectos del cambio climático, con ese documento, por año morirán más de un millón de seres humanos. La temperatura se elevará a más de 4 grados C. y sus efectos serán devastadores”, advirtió.
La advertencia de ese hijo de los pueblos originarios que aman y defienden desde hace más de 500 años a la sagrada Pacha Mama, la Madre Tierra, de la acción de los depredadores de ayer y hoy, conlleva al mismo tiempo un llamado a todos los pueblos del mundo para que lo apoyen en su demanda ante La Haya, que es solidarizarse con él en la lucha que libra contra quienes al saquear sus recursos, están envenenando al planeta.
De no hacerlo, seguirá ese proceso de exterminio llamado a convertir a la tierra en un planeta vacío vagando por el Cosmos, porque ya no existirán en él seres humanos, y con ellos desaparecerán también sus bosques, sus ríos y sus lagos y la rica y abundante biodiversidad, huérfanos del aire y el agua puros que les dan vida, sólo apoyando a Evo y a quienes como él la defienden, prevalecerá la esperanza de salvar a ese mundo en riesgo de extinción.

Fuente: www.avn.info.ve

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