INTITUTO DEL ABORIGEN DEL CHACO

En la provincia del Chaco el Instituto del Aborigen Chaqueño es el ente que esta velando por las nesecidades de los pueblos Originarios de la provincia

miércoles, 7 de diciembre de 2011

“Muy pocos estudian antropología para dedicarse a los pueblos indígenas”

Especialista en el mundo aborigen del norte argentino e investigadora de Conicet, la antropóloga bonaerense participó de las jornadas de neoindigenismo en el Campus. Allí presentó “Reflexiones dislocadas”, un libro coescrito con el filósofo toba Timoteo Francia.

Seguramente con el paso de los años, “Reflexiones dislocadas” adquirirá la estatura de libro indispensable; no sólo para pensar los pueblos aborígenes a la luz de un trabajo de simbiosis cultural (la realizada por la doctora Tola en Formosa durante varios años) sino para el orgullo de la etnia qom (tobas), que no contaban hasta hoy con “autores” ni “bibliografías”. Y en este aspecto, Timoteo Francia (que ha muerto en 2008 a los 45 años) es un pionero en el rubro pero también un ejemplo; el que muestra de qué modo un hombre, aún en las condiciones materiales más desfavorables, puede pensar tanto acerca de su pueblo y su circunstancia como acerca del Universo.

“Acababa de recibirme y recorrí pueblos de la Amazonia ecuatoriana y colombiana en busca de un campo de trabajo. Pero cuando volví a la Argentina -evoca Tola- una bióloga que hacía investigaciones para Harvard se contactó conmigo. Necesitaba una asistente que hablara con las mujeres indígenas porque estudiaba el espaciamiento entre los nacimientos. Y entonces colaboré en sus investigaciones como antropóloga. Ahí comenzó mi vínculo con la gente toba del barrio periurbano de Namqom en la ciudad de Formosa, ya que viví un año con ellos.”

-¿Y cómo nace tu proyecto de investigación?
-Establecí un vínculo muy fuerte con estas mujeres y fui muy receptiva. Así fueron surgiendo las temáticas que me marcaron el camino y profundicé lo que luego sería mi tesis de doctorado; las concepciones tobas de lo que es un cuerpo y una persona.

Timoteo Francia, filósofo toba

-Y entonces aparece Timoteo …
-Fue apenas llegué a la comunidad. Alguien me dijo “sería bueno que hables con él porque es un gran conocedor”. Al principio lo visitaba dos veces por semana y siempre charlábamos de la situación política y los conocimientos más ancestrales de los qom. Pero luego nos fuimos haciendo amigos y nos veíamos siempre, con una relación que duró casi 10 años, hasta el día de su muerte.

-Y llegaron los libros…

-Hicimos un primer librito juntos en Formosa y después él me visitaba en Buenos Aires. La última vez vino para decirme que quería hacer un segundo libro más amplio, que juntara nuestros escritos.

Florencia se emociona al recordar a Francia; pero no es por la emoción que lo considera un filósofo, sino por haber sido un pensador que, sin ningún sistema académico, reflexionó y escribió acerca de los temas que preocupan a todos los hombres en el mundo y muy especialmente a los de su entorno: el porqué de la actual situación de los pueblos aborígenes, el porqué de la política contradictoria de un país que dice que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, la importancia física y espiritual del monte, la no utilización de la violencia como vehículo de reclamo social o la finalidad del hombre en la tierra. Lo cierto es que a la semana de ese último viaje a Buenos Aires en el año 2008, Timoteo moría de tuberculosis a los 45 años de edad, de “esa enfermedad que sigue siendo la enfermedad de la miseria”, dice su amiga y coequiper. Pocos días después, Florencia viajaba a Formosa. Y una vez allí, la hermana de Timoteo le entregaba cajas llenas de papelitos, aquellos en los que Francia, con una letra muy pequeña, había plasmado su visión del mundo vuelta testamento.

“Estuve durante mucho tiempo descifrando y organizando ese material en grupos temáticos, ya que en principio no había una unidad –comenta Florencia- de ahí el nombre de Pensamientos dislocados. Pero además de recopilar y corregir el estilo, yo no introduje ningún concepto de los utilizados por Timoteo ni cambié una sola palabra. Por eso es increíble la síntesis que logra entre el pensamiento originario y el occidental. A esto me lo han dicho muchos investigadores, ya que por suerte el libro salió este año gracias al aporte de Conicet y una ONG danesa.”

-¿Cuál pensás que es la importancia de estos “Pensamientos dislocados”?

-Creo que el libro es un aporte no sólo para académicos sino para cualquier habitante argentino o incluso latinoamericano que le interese la mirada indígena sobre temas de suma actualidad. El libro sirve, además, para todos aquellos países como el nuestro que tienen más de una nación indígena en su conformación, para entender quiénes son esos otros que viven en nuestro territorio.

-¿Y estos miles de años, se ven reflejados en el libro?

-Sí, porque no es sólo el conocimiento de Timoteo, sino el de todo un pueblo y sus antepasados a través de él. Creo que hay mucho por aprender de la mirada indígena, que es mucho más respetuosa de la diferencia y del otro.

-¿Hay una ignorancia consciente de parte del poder hacia los grupos indígenas?

-Muchas veces sí. Pero para que te des una idea, en la misma facultad de antropología a veces se desconocen por completo los grupos indígenas de Argentina. Incluso muchos creen que los aborígenes se extinguieron durante la Campaña del Desierto. Pero no, ellos están vivos, resistiendo, tratando de salir adelante en un país que los ha negado desde siempre.

-A pesar de que sos investigadora de Conicet desde 2005, trabajás como profesora de la UBA ad honorem.

-Sí. Y la razón es que en Argentina son muy pocos los que estudian antropología para trabajar con grupos indígenas después. Hoy, la mayoría quiere hacer cosas urbanas con inmigrantes.

-¿Y has recogido algún fruto de lo sembrado?

-Felizmente sí. Por lo pronto tengo tres dirigidos que hacen el doctorado y estudiantes de grado que quieren colaborar en mis investigaciones. Eso está bueno porque vas formando otro grupo de gente, uno que desde la antropología sea respetuoso de las diferencias pero que a la vez sea capaz de producir conocimientos válidos.

Por El Diario del Centro del País -

Iván Wielikosielek
-Especial UNVM

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